«Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”. Así que ya no son dos, sino uno solo». (Marcos 10:7-9, NVI). En este tiempo de pandemia no solo la salud de muchas personas se vio afectada, también muchos matrimonios fueron seriamente puestos a prueba. Irónicamente, aquellos que «ya no son dos, sino uno solo» se encontraron sufriendo a causa de una cuarentena que forzó la convivencia más allá de lo que estaban acostumbrados. No ignoro que la pandemia trajo dificultades particulares que golpean a los matrimonios, pero siendo honestos, de manera más exacta, lo que sucedió es que sacó a flote aquellas deficiencias que ya estaban ahí pero permanecían ocultas.
«¿Cómo estaban las cosas antes de la pandemia?», le preguntaron a uno. «Bien, cada quien estaba en lo suyo», contestó. ¡Eso es precisamente lo que no está bien! El ser humano por naturaleza siempre tiende al individualismo, porque es egoísta desde sus entrañas. Por eso se dice que el matrimonio resulta una gran herramienta de santificación, porque saca a relucir nuestra tendencia a pensar primero en nosotros, y encuentra terriblemente gravoso el mandato de entregarse por completo a la otra persona, poniendo sus intereses por encima de los propios. Es por eso que el matrimonio nos lleva a depender de Jesús, pues él nos llama a negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz y seguirlo.
Nuestra pareja necesita tiempo de calidad
Muchos anhelan los privilegios del matrimonio, pero desean mantener los beneficios de la soltería. Sobre todo para los recién casados, esto representa un reto significativo. Piénsalo bien, antes del «sí, acepto» tomábamos nuestras propias decisiones, organizábamos nuestra agenda con base en nuestra propia conveniencia, pero el «ya no son dos, sino uno solo» también implica que nuestro tiempo es uno, y en amor desinteresado, planificamos tomando en cuenta las necesidades de nuestra pareja.
En tiempo de cuarentena (o fuera de ella), ¿qué pueden hacer como pareja para salir de la rutina y pasar tiempo de calidad? ¡La comunicación es muy importante! Tomen un tiempo para hablar, cuidando que la conversación no se torne en discusión, y comuniquen aquellas cosas que les gustan y en qué áreas creen que su pareja debe poner más atención. Tal vez ambos encuentren oportuno pasar tiempo a solas, sin embargo, cuiden que este tiempo no se interponga entre sus prioridades y no sobrepase los límites de una relación sana, afectiva, unida y amorosa.
Identifiquen patrones de independencia
En el contexto del amor de pareja, Cantares 2:15 enseña lo siguiente: «Atrapen a las zorras, a esas zorras pequeñas que arruinan nuestros viñedos, nuestros viñedos en flor» (NVI). Las pequeñas zorras, en un sentido metafórico, representan esas «pequeñas fracturas» en el matrimonio que a pesar de ser pequeñas son las causantes de que todo pueda colapsarse. ¡Atrapa a las pequeñas zorras! Identifica aquellos patrones de independencia que pueden afectar tu relación. Para algunos será las salidas con amigos, para otros, el tiempo que invierten en entretenimiento y distracción. ¿Ya identificaste qué cosas pueden estar causando que descuides a tu cónyuge? Llévalas delante de la cruz.
El Espíritu Santo, el mejor aliado de tu matrimonio
Si bien Dios nos llama a esforzarnos y luchar por nuestro matrimonio, no nos deja a merced de nuestra limitada capacidad. Él espera que lo busquemos para tomar de él la fuerza para poder progresar en nuestra relación. El Espíritu Santo es nuestro mejor aliado en el matrimonio, él nos da la capacidad de renunciar a los impulsos de nuestra naturaleza caída. «…Pero, si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán», dice Romanos 8:13 (NVI). Él nos recuerda a Cristo, el novio que se entregó por la iglesia, la amó hasta el punto de dar su vida por ella. Dios nos ha dado el mandato de amar a nuestra pareja de manera incondicional, y en Cristo, cumplirlo ya no es una carga gravosa. «En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y estos no son difíciles de cumplir» (1 Juan 5:3, NVI).
Recuerda, «ya no son dos, sino uno solo», y también son uno solo en Cristo, ¡él es la esperanza de tu matrimonio! No desmayes, él puede tomar los escombros de tu relación para construir una hermosa edificación, con cimientos sólidos en la Palabra de Dios.
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