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Que nadie te menosprecie por ser… ¿viejo?

¿Qué le pasa a la humanidad? Según la Biblia los menospreciados deberían ser los jóvenes, no los viejos. Suficiente tienen con los cambios obligados que deben incorporar a sus hábitos del sueño: pecado mortal dormir menos de siete horas después de los 30 y el mayúsculo esfuerzo que hacen para cumplir con la cuota de media hora de ejercicio aunque sea tres veces por semana.

Pero esta publicación no es una exaltación a la queja y al descontento con los cambios que supone llegar a cierta edad. Podrán llamarlos veteranos en muchas áreas, pero esperamos que no hayan pedido el sentido de la gratitud y mucho menos el sentido del humor, sino que por el contrario, sea una de tantas cosas que han mejorado con los años.

Si eres mayor de 30 y estás leyendo, quédate, esto te puede interesar. Si eres menor de 29 y estás a punto de cerrar esta ventana, estarás pensando: «No necesito leer esto, jamás voy a envejecer». No te preocupes, todos lo pensamos a los veintitantos, pero después de algunos años nos llevamos unas cuantas sorpresas.

La publicidad es la culpable

A la publicidad le achacamos muchos de los problemas actuales, el embarazo infantil, la percepción de la mujer como objeto sexual, ¿vamos a decir que la exaltación de la juventud y el menosprecio de la adultez también? En defensa de los publicistas podemos decir que la publicidad logra su cometido cuando aceptamos los estereotipos que ésta fija y le ponemos muy poco seso a las propagandas.

Lo cierto es que para los que tenemos algunos años, es irresistible el nuevo champú que hará que tengamos la melena de un adolescente o la nueva crema antiarrugas que promete hacer que nuestros hijos parezcan nuestros hermanos. Estos son sólo dos ejemplos, pero al costo que sea, reconozcámoslo, buscamos la fuente de la eterna juventud.

El menosprecio empieza por ti mismo

Nosotros mismos nos descalificamos por nuestra edad, descalificamos sueños, planes, ilusiones, proyectos, porque creemos que ya no es el tiempo de realizarlos. Bueno, seamos sensatos, hay etapas de la vida en que una minifalda de cuero ya no nos viene bien, por más ilusión que nos haga usarla o por más que esté de moda. Quizá ya no es el momento de pedir en Navidad un scooter para ir al trabajo.

Pero hay planes que se han quedado guardados y siguen en la sala de espera, sin que eso signifique que se quedaran ahí por siempre, porque cuando menos lo esperes te reclamarán por no haberles dado una oportunidad. Mira la lección que el rey Salomón nos dejó en el libro de Eclesiastés:

«Volví la mirada, y vi bajo el sol que no son los más veloces los que ganan la carrera, ni son los más fuertes los que ganan la guerra; también vi que los sabios no tienen qué comer, que quien es inteligente no es necesariamente rico, y que quien tiene conocimientos no siempre es favorecido. Todos ellos tienen su momento y su ocasión», Ecleciastés 9:11 (RVC).

La Biblia dice: Todos (ellos) tienen su momento y su ocasión. Entonces, ganar la carrera, no importa cuál sea, no depende de qué tan veloz seas, ganar la guerra no depende de tu fuerza, que seas sabio o inteligente no garantiza que serás rico, según este pasaje lo que hará que consigas estas cosas es que sepas identificar las oportunidades, pero lo mejor de todo es que éstas son para todos, y llegan en todas las etapas de la vida.

Que nadie te menosprecie por ser viejo, pero mejor aún, no te descalifiques a ti mismo por serlo. Si no te gusta la palabra, reflexiona acerca de esto: lo nuevo causa ilusión, pero lo viejo también tiene su encanto, piensa en tus zapatos favoritos, ¿no son esos que si hablaran podrían contar un sinfín de historias?

Esa es la ventaja de que tienen los que han vivido mucho, son capaces de contar sus experiencias asombrosas en primera persona.

Si alguien te menosprecia por ser viejo, es porque tampoco tú conoces el valor de los años que has vivido. Eso tiene que cambiar.

Aprovecha cada oportunidad, valora lo que haces, no dejes de aprender, no permitas que los años pasen en vano, emprende nuevos proyectos, no dejes para mañana el cumplimiento de ninguno de tus sueños. Y una cosa más: demuéstrales a los más jóvenes que también sabes usar tus redes sociales para contar buenas historias, y que sea en serio cuando escribes: #LaEdadEsSoloUnNúmero o #AgeIsJustANumber.

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