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Efecto mariposa

¿Alguna vez has querido viajar en el tiempo? ¿Qué época en la historia quisieras visitar? Siempre me han parecido muy complejas las historias de ficción en las que los personajes viajan en el tiempo, ya que muchas veces terminan haciendo algo que provoca cambios en el futuro. Quizás modifican un evento importante en su vida y eso hace que ya no conozcan a cierta persona y por lo tanto, se termina desencadenando una serie de elementos que causan que su realidad sea muy distinta cuando vuelven a su «presente».

Muchas veces me he puesto a pensar en todos los eventos determinantes que conforman mi vida. Muchos de ellos no los hubiera querido vivir, pues han sido muy dolorosos. Pero, después de pensar en esto de los viajes en el tiempo y el efecto mariposa, me pregunto dónde estaría mi vida si no hubiera experimentado dichos acontecimientos. Qué lecciones me hubiera abstenido de aprender, qué personas habría dejado de conocer, al punto que mi vida sería sumamente diferente.

Es necesario

Esta semana escuché la historia de la samaritana a la que Jesús pidió agua. El contexto de este pasaje es que los judíos no tenían ningún trato con los samaritanos. Los consideraban un pueblo impuro, que había decidido seguir a Dios de maneras distintas a las que ellos tenían establecidas. Además, se habían mezclado con otros pueblos. Por lo tanto, generalmente cuando un viaje les requería cruzar por Samaria, decidían simplemente rodear.

Al contrario, dice la Biblia que Jesús salió de Judea hacia Galilea y «le era necesario pasar por Samaria» (Juan 4:4, RVR1960). Jesús tenía un plan para encontrarse con la mujer samaritana afuera de su pueblo, en el pozo de Jacob, a la hora a la que solo ella, por vergüenza de toparse a las demás mujeres del pueblo, salía a recoger el agua.

Este iba a ser un momento clave en la vida de esta mujer, pues Jesús le ofrecería del agua que quita la sed para siempre. Y fue ese instante el que cambió su vida eternamente. Ahora, esa mujer podía contar a todo el mundo que había conocido al Mesías, y que le había dado una esperanza imperecedera.

Hacia un destino eterno

Por lo tanto, cada vez que pasemos por un momento difícil, cada vez que nos encontremos frente a una situación determinante, demos gracias a Dios por lo que está haciendo en nuestra vida. Por el plan que ha trazado para nosotros. Porque está cambiando y modificando nuestro destino de gloria en gloria. No como una concatenación de eventos sin sentido, cual efecto mariposa, sino llevándonos cada vez más alto, más cerca de él, cambiando nuestro destino eterno para siempre.

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