¿Qué enciende tu corazón para adorar? ¿Qué provoca en ti el asombro que te deja sin palabras? ¡Saber que no hay otro Dios! El Dios que adoramos es el único Dios verdadero, glorioso e incomparable. Así lo expresa Banda Horizonte en su nueva canción, «No hay otro Dios». En el primer verso escuchamos:
«Ante ti, Señor, me encuentro,
me rindo mientras que tu majestad contemplo,
sabiendo que no hay nada igual».
El rey David hace una confesión similar en su oración: «¡Qué grande eres, Señor omnipotente! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú, y que aparte de ti no hay Dios» (1 Samuel 7:22, NVI).
Dios mismo ha preguntado: «¿Con quién, entonces, me compararán ustedes? ¿Quién es igual a mí?» (Isaías 40:25, NVI). La respuesta es: ¡Nadie! Él mismo añade: «Alcen los ojos y miren a los cielos: ¿Quién ha creado todo esto? El que ordena la multitud de estrellas una por una, y llama a cada una por su nombre. ¡Es tan grande su poder, y tan poderosa su fuerza, que no falta ninguna de ellas!» (Isaías 40:26-27, NVI). Isaías revela que «El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra».
Por eso la adoración es algo que exclusivamente le pertenece a Dios. La idolatría consiste en rendir alabanza a cualquier cosa fuera de él. ¿Por qué habríamos de rendir culto a cosas incapaces de satisfacer el corazón del hombre? Dios no solamente es superior a todo en cuanto a su ser, en la historia no ha habido alguien más misericordioso y compasivo que el Dios de Israel.
La adoración es la respuesta coherente a la revelación de la majestad de Dios. Así lo expresa también Banda Horizonte:
«¿Cómo puedo no rendirme si esto eres tú,
Alfa y Omega, Creador y del mundo la luz?».
Pero lo increíble no termina ahí. ¡Ahora nosotros tenemos acceso a relacionarnos con este Dios indescriptible por medio de Jesús! Él confesó: «El que me ha visto a mí ha visto al Padre». Jesús es ese Dios creador, supremo y digno de nuestra adoración, y como dice el coro de «No hay otro Dios»:
«Pasarán los días y los años,
aun así, tu nombre seguirá siendo exaltado,
porque no hay nadie más,
como tú no hay nadie más».
Aquel que un día fue crucificado en la cruz para salvarnos, recibirá la adoración de toda la tierra porque nadie podrá igualar sus obras y porque fuera de él no hay Dios. «Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre» (Filipenses 2:9-11, NVI).
No dejes de escuchar esta poderosa canción. Puedes ver también el video en el canal oficial de Youtube de Banda Horizonte.
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