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Una palabra para los que esperan

«La fe es la moneda del cielo», es una frase que he escuchado varias veces. No la busques en la Biblia porque no la encontrarás allí. Me pregunto, si estuviera en la Palabra, ¿quién la habría dicho? Con seguridad no hubiera sido Judas, quien era más amigo del dinero terrenal, ese que así como viene también se va. Pienso que una expresión como esta le hubiera quedado bien a Mateo, el exrecaudador de impuestos, como parte de sus reflexiones personales después de su radical reconversión profesional. Pero estas son solo suposiciones.

Es una frase muy bonita «La fe es la moneda del cielo», hasta que nos toca ponerla en práctica. Con frecuencia, esta palabra tan corta tiene una relación estrecha con otra que no nos gusta tanto y que parece larga, en ocasiones interminable e incluso eterna: esperar. La Biblia lo dice claramente en Hebreos 11:1: «Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve» (NVI).

No nos gusta esperar

Nuestra fe está directamente relacionada con la espera y la verdad es que, no importa lo que esperamos, es algo que no nos gusta hacer. Esperar la fecha de un viaje, el tiempo parece no avanzar. Esperar la llegada de un bebé son nueve meses que, para quien espera, no transcurren al mismo ritmo que para el resto del planeta. Esperar que llegue el fin del mes, ¿cómo pude gastar todo mi salario tan pronto? Esperar al amor verdadero, todos los solteros se mudaron a una ciudad remota cuyo nombre desconozco. Y muchos ejemplos más.

A nadie le gusta una sala de espera, por más lujosa que sea. Puede ser la sala VIP de un aeropuerto, pero cuando ya has comido demasiados snacks y no te cabe una bebida más, cuando tienes que aceptar el hecho de que estás esperando, comienzas a contar los segundos, las horas, los días, y a preguntarte «¿Hasta cuándo, Señor?, ¿hasta cuándo?».  

Sin embargo en Hebreos, la Biblia no solo nos dice: «estén seguros de lo que viene», sino que nos  da ejemplos de quiénes esperaron y de cómo lo hicieron. El verso 2 del capítulo 11 dice: «Gracias a ella [la fe] fueron aprobados los antiguos» (NVI). Sabemos que sin fe es imposible agradar a Dios. La Biblia nos muestra ejemplos de hombres que supieron esperar. Abraham, tomó en serio la promesa de Dios de que le daría un hijo a pesar de su avanzada edad. Moisés esperó cuarenta años para ver, aun si fuera de lejos, la tierra que Dios le daría a su pueblo. Incluso Jesús tuvo que esperar. Siendo un adolescente impaciente, quería empezar su ministerio antes de tiempo, pero tuvo que esperar 18 años para comenzar.

¿Cómo lo hicieron? Hebreos nos lo muestra también en el verso 3: «Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve»(NVI). ¡Bingo! Los que esperamos no lo hacemos con base en lo que nos imaginamos o pensamos que podría pasar, sino conforme a lo que dice la Palabra de Dios, por medio de la cual todas las cosas fueron creadas, incluso las que no vemos o aún.

¿Qué tienes que te sostenga en la espera?

Esta verdad nos invita a esperar confiados en lo que Dios nos ha dicho a través de la Biblia. Abraham tenía una promesa, Moisés tenía una palabra, Jesús tenía un llamado, todo esto les fue dado por Dios. Lo que aún no existía delante de sus ojos ya había sido hecho por él a través de su Palabra, ellos solo tenían que esperar a que llegara el momento indicado para verlo realizado y en su momento, se cumplió.

Amigo que esperas, si tienes una palabra, una promesa o un llamado de parte de Dios, aférrate a eso y no dudes de que se cumplirá. Si no lo tienes, busca a Dios y ten la seguridad de que lo recibirás. Dios no nos habría dado su Palabra si no quisiera comunicarse con nosotros a través de ella.

La espera puede hoy parecerte insoportable, más larga e interminable que todas las cuarentenas que vivimos en 2020 y 2021 juntas. No obstante, la palabra, esa que Dios te ha dado en el secreto o te dará, marcará la diferencia entre una espera con fe y una espera que desespera. Mientras esperas, puedes hacer tuya esta oración que se encuentra en el Salmo 33:22 (RVR60):

«Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros,
Según esperamos en ti».

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