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Luz entre las sombras

Hay quienes dicen que entre las sombras es imposible brillar. Hoy reflexionaremos sobre la paradoja de un hombre que estuvo «bajo la sombra» de otros pero brilló con fuerza y fue fundamental para los propósitos del reino de Dios. Estamos hablando de Andrés, el discípulo.

Andrés era hermano de Pedro, uno de los apóstoles más reconocidos, un hombre con un carácter impetuoso y uno de los pilares de la iglesia del primer siglo. Antes de seguir a Jesús, Andrés fue discípulo de Juan el Bautista. Muy poco se menciona sobre este seguidor de Jesús en comparación con otros, pero él mismo es un ejemplo de que no necesitamos reflectores para cumplir nuestro llamado y agradar el corazón de Dios.

Un evangelista personal

«Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que, al oír a Juan, habían seguido a Jesús. Andrés encontró primero a su hermano Simón, y le dijo: —Hemos encontrado al Mesías (es decir, el Cristo). Luego lo llevó a Jesús, quien, mirándolo fijamente, le dijo: —Tú eres Simón, hijo de Juan. Serás llamado Cefas (es decir, Pedro)» (Juan 1:40-42 NVI).

¡Gloria a Dios por aquellos evangelistas que le predican a multitudes! Pero no podemos perder de vista la importancia del discipulado y evangelismo personal. Es a través de relaciones que Dios nos da la oportunidad de hablarles a otros de Jesús, responder a preguntas y atender las inquietudes que tal vez los mantienen al margen de entregarse por completo al Señor. Andrés jugó un papel fundamental al anunciarle al mismo Pedro acerca del Mesías.

Un hombre valiente

Cuando hablamos de Andrés, quizás viene a nuestra mente un hombre con un temperamento tranquilo, quizás hasta tímido, ¡pero en realidad era un hombre muy valiente! Piensa en lo incómodo que representaba ser seguidor de Juan el Bautista. ¡Siguió a un hombre excéntrico al desierto, que además, estaba constantemente discutiendo en contra de los religiosos de «buena reputación»! Pero él entendió que tiene más valor honrar a Dios que a los hombres, y eso es muy valiente y digno de admirar.

Un hombre humilde

Por último, ¿cuántos de nosotros no sentiríamos celos si nuestro hermano comienza a acaparar más los reflectores? Pedro se convirtió en una de las figuras más importantes del Nuevo Testamento, y aun así, Andrés no le reprochó a Jesús el rol que él ocupada dentro de los doce. La humildad de Andrés brillaba bajo la sombra de discípulos como Pedro y Juan. No te sientas mal si otros en la iglesia comienzan a tener mayor «influencia» o «popularidad»; esa no es la medida de nuestro éxito. Somos llamados a ser fieles al Señor en aquello a lo que él nos haya llamado. Nunca se ha tratado de la gloria de los hombres; el mismo Pablo dijo: «Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que él me concedió no fue infructuosa. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios que está conmigo» (1 Corintios 15:10, NVI).

Cuando lleguemos al cielo nos sorprenderemos del alto honor que alcanzaron muchos que en esta tierra fueron luz entre las sombras. «Porque Dios no es injusto como para olvidarse de las obras y del amor que, para su gloria, ustedes han mostrado sirviendo a los santos, como lo siguen haciendo» (Hebreos 6:10, NVI).

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