La «reina de las ventas» comenzó a formular preguntas acerca de las metas, que son básicas para tener éxito en cualquier área: «¿Cuánto quieres vender? ¿A cuántas personas planeas iniciar en el negocio? ¿Cuáles son tus metas para este año? ¿Cómo las vas a cumplir? Allá afuera hay personas esperando esta oportunidad».
No hablaba como una persona que, de la nada, ofrece un producto y se sienta a esperar que alguien esté interesado en él. Claramente se refería a ponerse en acción y ser intencional para lograr un resultado. En medio de tan elocuente discurso, miré a mi alrededor y dejé de ver a los asistentes como meros vendedores, descubrí a un ejército con una táctica militar organizada, ambiciosa y clara.
El mensaje de su discurso se centraba en darles oportunidades a las personas y ayudarles a tener una vida mejor, por eso no pude evitar pensar en el reino de Dios. Entonces por increíble o descabellado que parezca, me di cuenta de que una buena estrategia de marketing, aplicada a la tarea de hacer discípulos, puede usarse como una efectiva herramienta de evangelismo.
¿A quién le corresponde?
No recuerdo haber tenido un plan estructurado para atraer a otros a Jesús más allá de practicar las disciplinas cristianas: leer la Biblia, orar, asistir a la iglesia y hablar de Dios con mi vida. Nunca me pregunté a cuántas personas ni a quiénes quiero presentarles a Cristo este año o cómo lo haré. La idea de concretarlo en cifras podría parecer atrevida, pero si establecemos metas en todas las áreas, ¿por qué no en está?
Entonces descubrí que he estado esperando que Dios haga la obra. Me conformé con dejar todo en sus manos sin considerar que él también me dio, más que la responsabilidad, el privilegio de trabajar por su reino. «Una vez más (Jesús) les dijo: “La paz sea con ustedes. Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes”», (Juan 20:21).
De manera aún más clara, Jesús dio la orden en Mateo 28:19-20: «Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos». (NTV)
Pasos para la acción
Para que las personas lleguen a conocer a Jesús no solo debemos tener fe, es necesario tener un plan de acción y ejecutarlo.
Volviendo a la conferencia con la «reina de las ventas», aunque cada uno es responsable de diseñar la estrategia que necesita para producir los resultados que espera, estos son algunos consejos útiles para cualquier plan de evangelismo.
- Ten una visión de lo que quieres lograr. Escríbela, dibújala o aterrízala de tal manera que puedas verla. ¿Qué quieres ganar? ¿A cuántos vas a mostrarles la oportunidad? Haz una lista de los candidatos.
- Establece una meta a largo plazo y divídela en secciones por mes, para integrarla en un plan de ejecución diario.
- Te fe en que lo lograrás.
- Cree en lo que las personas pueden llegar a ser.
- Inspira a otros a tener lo que tú tienes por medio de la coherencia entre tus palabras y acciones.
- Esfuérzate por ser el mejor en lo que haces.
- Desarrolla disciplina, no dependas de las circunstancias para cumplir tus propósitos.
- Proyecta la imagen y cree en los beneficios de lo que ofreces.
- Si no hay pasión tarde o temprano te rendirás.
- Si no hay un objetivo, en algún momento renunciarás.
- Tú decides hasta dónde quieres llegar y a cuántas personas vas a alcanzar.
- Sé paciente. Después de varios «no», recibirás un «sí».
- Ayuda a las personas a descubrir la razón por la cual necesitan lo que les ofreces.
- Invierte recursos y tiempo en enseñar, capacitar y formar a otros, esto siempre da buenos resultados a su debido tiempo.
- Tendrás la atención de las personas cuando conozcas sus necesidades y sueños, y logres conectarlos con la oportunidad que les brindas.
- Ama y cree en el mensaje que transmites.
- Trata a los demás como quieres ser tratado.
- Las personas son más importantes que los números, aún si no logras que todos reciban el mensaje que quieres comunicar, alégrate por aquellos que lo han sabido apreciar.
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