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7 consejos para regresar a tu lugar secreto

7 consejos para volver cada día a tu lugar secreto

7 Consejos para volver cada día a tu lugar secreto

Seamos honestos. En enero todos nos proponemos ser superespirituales: orar mínimo una hora diaria, leer la Biblia entera más de una vez y no tener días festivos con Dios. Pero con los meses, a muchos nos pasa lo mismo que con el gimnasio:  bajamos la guardia y llegamos a diciembre lejos de la meta. Sin embargo, cuando dejamos atrás los megaobjetivos religiosos casi imposibles de cumplir y nos enfocamos más en él, las cosas funcionan. Estos son 7 consejos probados por la experiencia que te ayudarán a cumplir tu propósito de permanecer en la presencia de Dios y disfrutarla al máximo.

1. Ten presente al Espíritu Santo permanentemente

No esperes a que sea «la hora de orar» para hablarle. Salúdalo cuando despiertes, antes de leer los mensajes de WhatsApp. Invítalo a desayunar contigo. Piénsalo mientras estás en el trancón o en cualquier segundo libre en el trabajo. Escríbele una nota en la noche o dedícale una canción. No te duermas sin decirle que haga parte de tus sueños. Habla en lenguas cada vez que sea posible.

Sé intencional. Usa carteles o alarmas que te recuerden fijar la atención en Él, mientras se convierte en algo natural. Él vive en ti 24/7, ajusta tu «lugar secreto» a ese mismo horario.

2. Sé sensible a sus respuestas

No permitas que los afanes de la vida te impidan escuchar sus susurros, ver los diseños que pinta en el cielo para ti, leer los avisos que te deja en las hojas de los árboles o las respuestas que da a través de otras personas. Él es tan creativo que encontrará una forma de expresarte su amor de vuelta. Solo mantén tus sentidos espirituales abiertos para poderlo percibir. Habla menos, escucha y observa más.

3. Bota a la basura tu agenda 

Pasar tiempo con Dios es aburrido si se trata de un listado de cosas por hacer que repites todos los días: adorar cinco minutos, leer la Biblia durante diez y orar hasta que quedes dormido. No es una tarea. Es una cita con el ser que más te ama y que amas.

¿Qué tal si le preguntas qué quiere hacer en cada ocasión? Habrá días que querrá contarte secretos, otros en que preferirá bailar. Ocasiones en que solo buscará mirarte a los ojos o abrazarte. Momentos en los que te escuchará atentamente y otros en los que te dará una misión S.O.S.

Él entiende cómo te sientes cada día: si estás feliz por un nuevo ascenso o cansado de tanto trabajo. Sabe cuando no tienes fuerzas o ánimo para guerrear. Ama los gustos y dones que te dio, así que puedes proponerle planes creativos.

4. Usa la Biblia para iniciar conversaciones

La Palabra de Dios no es para que te llenes de conocimiento sino para que inicies diálogos con él, par que le des gracias, le pidas mayor revelación y el poder para obedecer. No es el fin, es el comienzo de charlas con el ser más importante del universo. En la Biblia encontrarás cómo piensa, qué le gusta y qué no. Cuáles son sus propósitos eternos, por qué te hizo, para qué y cómo puedes cooperar con sus planes.

El centro del cristianismo es Cristo. El primer mandamiento es amarlo a él. No hay un tema más importante que él mismo. Así hayas ganado un doctorado en teología, siempre tendrás algo nuevo para aprender de alguien tan inmenso. Así hayas leído las Escrituras en diferentes versiones, siempre habrá revelaciones nuevas para recibir. A medida que las exploras, a tu ritmo, es imposible no enamorarte más del Autor.

La Palabra también te dará las herramientas para ganarle la batalla a esas voces internas que te dirán: «Estás perdiendo el tiempo», «Dios no te habla», «Si fueras más santo..». Buscarán que desistas antes de que acabe enero.

5. Chequea que tus prioridades y reloj sean coherentes 

Las relaciones de calidad necesitan tiempo. Si gastas el 99 % alimentando tu carne y solo le das el 1% al Señor, no esperes estar perdidamente enamorado de Dios.

Pero él tampoco te culpa si un día te levantaste tarde y no alcanzaste a orar. Es un amigo al que le puedes hablar incluso en medio del corre, corre. Si has olvidado hacerlo o intencionalmente has pasado días sin conversar con él, aún estás a tiempo. No dejes que la condenación o la vergüenza ganen.

Si has pecado mucho, ve a él, es el único que puede perdonarte. Si estás cansado, ve a él, es el único que puede quitarte todas las cargas. Si tienes preguntas, dudas o quejas, ve a él, es el único que puede responderte.

6. Comparte tu jornada con otros

Encuentra personas a las que puedas contarles tanto tus victorias como tus luchas respecto al lugar secreto, con quienes no tengas que usar una máscara de perfección, que puedan orar por ti cuando estés a punto de tirar la toalla, profetizar sobre tu vida, aconsejarte y confrontarte. Que incluso tengan mayor experiencia y revelación que tú.

Además, gente que necesite escuchar lo que estás aprendiendo en tu jornada para avanzar en la suya. Así te edificarás y edificarás a otros constantemente y tu amor por Dios no solo florecerá sino que dará frutos. Las redes sociales o un blog pueden convertirse en buenos aliados. Y ni que decir de una iglesia que arda de amor por Jesús.

7. Crea tu propia playlist romántica

Hablando de amor, éste y la música tienen mucho en común. Escoge esas canciones que te hacen pensar en Dios y te provocan deseos de estar con él. Agrúpalas y ponlas a sonar una y otra vez en tu plataforma digital preferida, mientras le abres tu corazón. Cántaselas desde lo profundo, con sentimiento. Pronto escucharás a tu Amado entonar melodías sobre ti. Él está mucho más enamorado de lo que puedes imaginar y eso no cambiará ni un solo segundo del año.

Disfruta un año de plena relación e intimidad con Dios. Estos son algunos consejos, pero olvídate de las técnicas. Apasiónate por buscar a Dios y descubrirás que contrario a lo que puedas pensar, es Él quien más te desea.

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