Se buscan adoradores en espíritu y en verdad
«Se acerca el tiempo cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que lo adoren de esa manera. Pues Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad».
Juan 4:23-24 revela uno de los oficios de Dios: encontrar gente que lo adore de la forma que a él le agrada. Si busca algo es porque no es fácil de encontrar. Quizá unos adoran con su cuerpo: levantan las manos, se arrodillan, hacen coreografías. Probablemente tocan instrumentos de manera virtuosa o tienen una gran voz. Su carne lo hace muy bien.
Otros adoran con el alma: sus emociones y sentimientos los llevan a llorar, a cantar eufóricamente, a saberse las canciones de memoria. Su mente adora muy bien, pero el Padre persigue algo más: adoración en espíritu y en verdad. Estas son algunas claves para darle a Dios lo que él quiere recibir.
Vivir en el Espíritu
No podemos prender y apagar el interruptor de la adoración en el espíritu solo cuando estamos en la iglesia o cuando queremos pasar tiempo con Dios. La adoración en el espíritu es el resultado de vivir en el espíritu, es decir, de tener comunión, amistad, cercanía con el Espíritu Santo que vive dentro de nosotros.
Si constantemente le hablamos, lo escuchamos y seguimos su guía, adorar en el espíritu será una respuesta inherente, no solo un producto de nuestras emociones, estado de ánimo, la música que escuchamos o un director de alabanza que nos convence de levantar las manos y cantar.
Cambiar nuestras preferencias por las del Espíritu
Cuando hablamos de adoración solemos mencionar nuestras preferencias en música: «A mí me gusta adorar con la música contemporánea de Pepito Pérez». «A mí no», responderá otro, «yo prefiero adorar con los clásicos de Fulano Alfonso». Alguien más dirá: «A mí me gusta que la adoración dure máximo 20 minutos» y otro refutará: «No, yo podría durar horas».
Pero si queremos adorar con música de acuerdo a los estándares del Padre, debemos preguntarle a él qué le gusta escuchar, cuáles son los géneros, las letras, las melodías que prefiere, cuánto tiempo quiere que lo adoremos. Se trata de ponernos de acuerdo con el Espíritu Santo para adorarlo como a él le agrada, a su manera, no a la nuestra.
Comunicarnos de espíritu a Espíritu
Recordemos Juan 4:24: «Dios es Espíritu, por eso todos los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad». La mejor forma de conectar nuestro espíritu al Espíritu de Dios es hablar en lenguas, porque 1 Corintios 14:2 dice: «…le hablará solamente a Dios, dado que la gente no podrá entenderle. Hablará por el poder del Espíritu, pero todo será un misterio».
El versículo 15 nos anima no solo a orar sino a cantar en lenguas y con entendimiento: «Cantaré en el espíritu y también cantaré con palabras que entiendo». Es decir, parte de nuestra adoración debe ser en ese lenguaje que exclusivamente nos permite comunicarnos con Dios.
Seguir la guía del Espíritu
La Traducción en Lenguaje Actual cita Juan 4:23-24 así: «Dios es espíritu, y los que lo adoran, para que lo adoren como se debe, tienen que ser guiados por el Espíritu. Se acerca el tiempo en que los que adoran a Dios el Padre lo harán como se debe, guiados por el Espíritu, porque así es como el Padre quiere ser adorado…».
La clave es ser guiados por el Espíritu: tener los sentidos espirituales activados y sensibles para escuchar, discernir y obedecer lo que él diga, más que ser esclavos de un listado de canciones de moda.
Por ejemplo, en un momento él puede ponernos el sentir de que lo adoremos expresando nuestro amor. Luego, puede darnos un cántico nuevo en el que él mismo expresa su amor por nosotros. Después, puede usarnos para cantar proféticamente sobre la nación. No se trata de una rutina escrita, pues él es el creador de la creatividad.
Recibir la verdad y otras revelaciones del Espíritu
«…Su Espíritu investiga todo a fondo y nos muestra los secretos profundos de Dios…. Nadie puede conocer los pensamientos de Dios excepto el propio Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido el Espíritu de Dios, de manera que podemos conocer las cosas maravillosas que Dios nos ha regalado», 1 Corintios 2:10-12.
Podemos acceder a los secretos profundos del Padre a través del Espíritu Santo, y no solo eso… él mismo es el Espíritu de verdad, así que en todo sentido es la clave para adorar a Dios como a él le agrada.
En Juan 16:13 Jesús dijo: «Cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad. Él no hablará por su propia cuenta, sino que les dirá lo que ha oído y les contará lo que sucederá en el futuro». El Espíritu Santo nos enseña a adorar sin máscaras, sin mentiras, de manera genuina, coherente, verdadera, de acuerdo a la Palabra.
Ver con los ojos del Espíritu
¿Por qué los cuatro seres vivientes día tras día y noche tras noche adoran dando gloria, honor y gracias al que está sentado en el trono? Porque están cubiertos de ojos por delante y por detrás, y pueden ver permanentemente la hermosura, la majestuosidad, las maravillas, la realidad del Cordero de Dios.
La adoración es una respuesta a lo que vemos. Cuando adoramos en espíritu y en verdad, el Espíritu Santo abre nuestros ojos espirituales y nos permite ver más de la belleza de Jesús. Es mucho más que cantar por cantar.
Juan estaba adorando en el Espíritu cuando recibió la gran visión acerca de las siete iglesias y Jesucristo: «Yo estaba adorando en el Espíritu. De repente, oí detrás de mí una fuerte voz, como un toque de trompeta, que decía: “Escribe en un libro todo lo que veas y envíalo a las siete iglesias que están en las ciudades de Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea”. Cuando me di vuelta para ver quién me hablaba, vi siete candelabros de oro. Y de pie en medio de los candelabros había alguien semejante al Hijo del Hombre…», Apocalipsis 1:10-13.
¿Serás parte de los adoradores en espíritu y en verdad que el Padre sigue buscando?
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