Una de las características de los tiempos de crisis es que aquellos lugares que parecían ser seguros ya no lo son. En este tiempo, las potencias mundiales han sido sobrepasadas por la pandemia al punto que ya ninguna de ellas representa un lugar que te garantice estar libre de la enfermedad, ¡por más hospitales y avanzada tecnología! El ser humano experimenta continuamente cómo se vienen abajo sus aparentes refugios.
Personas, lugares y bienes materiales que por algún tiempo fungieron como nuestro sostén por su aparente solidez, de pronto demuestran ser frágiles. Eso es lo que le dijo Pablo a Timoteo: «Enséñales a los ricos de este mundo que no sean orgullosos ni que confíen en su dinero, el cual es tan inestable» (1 Timoteo 6:17, NTV) Esto nos lleva a una pregunta crucial: ¿Hay entonces algún lugar seguro para nosotros?
Al meditar en esto, hace eco en mi corazón la canción «Lugar seguro», de Lead, que expresa una maravillosa realidad. En tiempos donde toda fortaleza terrenal está siendo fragmentada, hay una roca inconmovible en la cual podemos encontrar refugio: Cristo Jesús. La letra de la canción dice: «…el que me cuida se levantará, mi casa sostiene en la tempestad; yo creo en Cristo, que vivo está.» ¡Jesús está vivo y toma nuestra mano cuando atravesamos por el valle de sombra! Esto no quiere decir que no vendrán momentos de aflicción, por eso la banda añade: «puede mañana la vida acabar… nada ni nadie me moverá; yo creo en Cristo, que vivo está».
Es aquí donde radica la eficacia de este «lugar seguro». Mientras que las cosas terrenales buscan proveer seguridad en este tiempo, Jesús nos garantiza lo más importante: nuestra seguridad eterna. ¿De qué sirve conservar bienes y logros si un día, en nuestra partida, se quedarán aquí y no tendrán valor alguno? Claro que Jesús está disponible y nos ayuda en medio de los problemas que enfrentamos en el presente, pero lo más extraordinario es que garantiza nuestro bienestar de aquí a millones de años y por la eternidad.
Jesús es nuestro lugar seguro porque solo él conforta nuestra alma. Por eso el salmista declaró: «Puede fallarme la salud y debilitarse mi espíritu, pero Dios sigue siendo la fuerza de mi corazón; él es mío para siempre» (Salmos 73:26,NTV). Mientras todo se va desgastando, Cristo es el mismo ayer, hoy y por siempre. Él es nuestro castillo fuerte hoy, ¡y lo seguirá siendo mañana!
Como proclama la banda: «Hay esperanza que nunca defrauda, es Jesucristo mi seguridad». Amado lector, si hoy el temor, el dolor y la duda han invadido tu alma, te invito a poner tu confianza y tu esperanza en Jesucristo, él nunca te abandonará. Puedes meditar en estas verdades escuchando la canción «Lugar seguro», de la banda Lead.
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