El domingo pasado, muy probablemente viste a tu pastor entregar un mensaje con entusiasmo, dedicación, tal vez lo viste sonriente saludando a las familias. Y estoy seguro que no se trata de una apariencia fingida, pero también se que detrás de esa perseverancia honesta, hay quizás noches de lágrimas, problemas económicos, cargas emocionales, cansancio físico y pruebas familiares.
Hay cristianos a quienes seguir a Jesús les ha costado el propio martirio. Tal vez tu pastor no es uno de esos, pero sí estoy seguro que es uno de los «mártires del corazón». Las marcas que no lleva sobre su espalda, muy probablemente las lleva sobre su corazón. Muchos se salen «lastimados» de sus iglesias, sin considerar que muy probablemente ellos también lastimaron a los líderes y personas que estaban a su alrededor.
Para las ovejas del pastor
Es importante que recuerdes que tu pastor no es un «súper hombre», sino una persona quebrantada en las manos de la gracia de Dios. Pocas personas logran apreciar esa vulnerabilidad y muestran interés en su vida, su salud y su familia. Antes de quejarte por algo en lo que consideres que fallaron, piensa que él tiene que lidiar con muchas otras mentes, opiniones y necesidades. Si esperamos que las personas respondan con gracia cuando nos equivocamos, con mayor razón debemos de reaccionar con gracia para con los errores de los líderes y pastores.
Valora con acciones de gratitud todo el trabajo que hacen por las familias de la congregación. No den por sentado que todo en su vida personal está en orden, vean maneras en las que pueden cuidar de él y su familia, así como él sacrificialmente cuida de las ovejas.
Muchos miembros salen de las iglesias y para ellos es «una transición más», pero para el pastor son partidas dolorosas. Considera todas las cargas emocionales que conlleva liderar al cuerpo de Cristo y manifiesta interés en llevarlas junto con él. La Biblia nos instruye: «Obedezcan a sus dirigentes y sométanse a ellos, pues cuidan de ustedes como quienes tienen que rendir cuentas. Obedézcanlos a fin de que ellos cumplan su tarea con alegría y sin quejarse, pues el quejarse no les trae ningún provecho» (Hebreos 13:17, NVI).
Para el pastor de las ovejas
Querido pastor, sé que es pesado darlo todo y hay temporadas donde las personas parecen no notarlo. Sé que es doloroso cuando has sembrado en alguien que termina por hablar mal de ti a tus espaldas. Persevera con el Hijo del Hombre en mente y con el corazón. Jesús soportó la traición y el oprobio por amor a nosotros y para la gloria del Padre. Recuerda que llegará el día cuando toda marca sobre tu cuerpo o sobre tu corazón habrá valido la pena, cuando escuches de tu Señor decir: «…¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!» (Mateo 25:23, NVI).
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