«El cielo hoy es más hermoso por que llegaste tú». Estas son las conmovedoras palabras del hermano Wayne Myers, fiel misionero norteamericano que a sus 98 años —sí, ¡98 años!— sigue activo, predicando y sirviendo al Señor. Dedicó estas palabras a su amada esposa, Martha, que partió con el Señor a principios de este mes. Cada vez que el hermano Wayne hacía referencia a su esposa, parecía como si fuese la prosa de un hombre en pleno florecimiento de su relación amorosa. Estarás de acuerdo conmigo que una relación de amor y felicidad, y más por tantos años, es algo raro de encontrar hoy en día, más sabiendo que «el impulso de la felicidad conyugal dura un promedio de dos años»[1], según revelan estudios profesionales.
Si tuviéramos al hermano Wayne en frente estoy seguro que le preguntaríamos: «¿Cuál es el secreto?». Muchos llevan escasos meses y parece que la llama de la felicidad se apagó. ¿Se puede ser feliz en los años por venir? ¡Claro que se puede! Una relación feliz no es una relación ausente de dificultades. Una pareja feliz es aquella que ha forjado carácter y madurez en las batallas para darse cuenta que la fuente de la felicidad no proviene de factores inciertos, sino de la providencia de un Dios que nos ama profundamente.
Seremos felices si…
El error más común que cometen las parejas es pensar que la felicidad se dará bajo ciertos logros o eventualidades. Como bien dijo Ed Diener: «La felicidad no es una serie de circunstancias que deseamos en la vida sino más bien una actitud ante la travesía». Muchas personas están esperando bienes, dinero, o etapas para «encontrar la felicidad», sin darse cuenta que la capacidad de obtenerla se encuentra en el presente. J. R. Tolkien, el famoso autor de «El señor de los anillos», comentó: «Si valoráramos la comida, la alegría y el compartir una canción por encima de todo el oro acumulado, este sería un mundo más feliz». ¿Y si la felicidad está en medio de lo cotidiano? La actitud es el reflejo de nuestra confianza y nuestras convicciones. Cuando entendemos que Dios nos ama, que él nos sostiene todos los días, que él nos ha bendecido con la compañía de una persona para amarnos y ayudarnos a ser perfeccionados conforme a la imagen de Jesús, nuestra alma despertará a la realidad de la gratitud y el privilegio que se nos ha concedido, dando así, lugar a la tan anhelada felicidad.
El secreto de una pareja feliz
Bien se ha comentado el deber en el matrimonio no consiste en buscar tu propia felicidad sino buscar la felicidad de tu pareja. Aun así, debes confiar en que Dios ha destinado que, en esa noble búsqueda, nuestro corazón encuentre plenitud y gozo al hacer su voluntad y al agradar a nuestro cónyuge. Puedo dar testimonio de que pocas cosas me hacen tan feliz en la vida que ver una sonrisa en el rostro de mi esposa. El secreto de una pareja feliz consiste en el contentamiento de un corazón agradecido, un corazón que ha entendido que la fuente de todo gozo —Jesucristo— ha prometido acompañarlos todos los días hasta el final.
[1] Parrot, L, Parrot, L. (2018) Matrimonio feliz: el arte y la ciencia para la felicidad (p. 15), Weston, Florida. Editorial Nivel Uno.
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