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Una Navidad diferente

La Navidad se acerca y definitivamente, debido a la pandemia, será completamente diferente a lo que solíamos estar acostumbrados. Hace un año jamás nos imaginamos que quizás muchos de nosotros no podríamos disfrutar de la cena de Nochebuena en compañía de algunos familiares. Hay amigos entrañables que no hemos visto en varios meses ya y de cuya compañía hubiésemos deseado gozar en estas fechas tan importantes. Y lo peor de todo, es que quizás esta Navidad nos recuerde a aquellos que ya no están con nosotros.

A pesar de todo esto, esta Navidad diferente puede ser especial. Si algo nos recuerda el Adviento es que su entorno no fue para nada sencillo. Todos planean que sus hijos nazcan en un ambiente cómodo y propicio; seguramente María y José no eran la excepción. Aun así, Jesús tuvo que nacer en un establo. Hoy hemos romantizado un poco la historia, pero piensa en lo ha de haber sido dar a luz entre animales. Un pesebre no es la cuna más cómoda que digamos; hasta la fecha no lo he visto en las famosas y sofisticadas tiendas de maternidad. Por si esto fuera poco, una vez que nació el Salvador, el rey Herodes decretó un edicto para matar a todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores, viéndose José y María forzados a huir y vivir como inmigrantes en Egipto durante un tiempo.

Aun así, en medio del caos y los imprevistos, la esperanza había llegado a este mundo perdido. No hubo circunstancia que pudiera opacar la luz que emanaba del bebé que resultaba ser el Salvador de la humanidad. Ese bebé crecería y ocuparía nuestro lugar en la cruz para rescatarnos del pecado y de la muerte, llevándonos a una relación correcta con el Padre.

Es verdad, esta Navidad será diferente, pero el mismo rey que estaba recostado sobre el pesebre, hoy mora en tu corazón y puede llenar esta época de paz, amor y alegría. Su presencia es el regalo más hermoso y ninguna pandemia podrá quitárnoslo.

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