A lo largo de los años, me ha tocado conocer a muchas personas con un talento impresionante, pero el talento sin un carácter aprobado, lejos de ser algo beneficioso, resulta inclusive en algo peligroso. Estas personas talentosas son «promesas» que tristemente terminaron fracasando.
El «carácter» es parte cotidiana de nuestro lenguaje. Solemos utilizar la palabra, pero al mismo tiempo nos resulta sumamente complicado cuando intentamos definirlo. ¿Quién es alguien con carácter? «Aquel con espíritu entrón, atrevido y frontal», responderían muchos. ¿A quién le falta carácter? «A los serios, callados e introvertidos», argumentarían también. Pero ¿qué dice la Biblia sobre el carácter y por que es este tan importante en la vida de las personas?
Definamos el carácter
Podríamos definir el carácter como la capacidad de vivir en concordancia con nuestras convicciones. Albert Mohler, presidente de uno de los seminarios teológicos mas importantes de Estados Unidos, definió a los cristianos como una «comunidad de carácter». Él Dr. Mohler comenta lo siguiente:
«Como comunidad de carácter, los cristianos debemos reflejar los compromisos morales a los cuales se nos ha llamado. Tal como Jesús dejó en claro, la credibilidad moral del evangelio depende de aquellos que han sido transformados por la gracia y la misericordia de Dios, y que demuestran esa transformación en toda dimensión de la vida».[1]
El carácter se manifiesta en una vida de humildad e integridad, este es el sello distintivo del mismo. Se refleja en una persona que confía y pone en práctica las verdades del evangelio. Encuentra su fundamento en Dios mismo, ¡Dios tiene un carácter! Y la Biblia enseña que es santo, bondadoso, justo y misericordioso. Jesús también tiene un carácter y este es precisamente nuestra meta. Nuestro objetivo es ser imitadores de Jesús; tenemos la necesidad de que el Espíritu Santo forje el carácter de Cristo en nuestra vida, que es «manso y humilde de corazón» (Mateo 11:29) y «lleno de gracia y de verdad» (Juan 1:14).
El carácter aprobado
Para que el carácter sea aprobado, necesita ser «probado» primero. De hecho, es en las pruebas donde sale a relucir la presencia o la ausencia de este. En los conflictos familiares, económicos, relacionales, cuando la tentación se presenta en bandeja de plata, entre otras circunstancias, es cuando nos damos cuenta de nuestro verdadero nivel de madurez espiritual.
Cuando nos ofenden sale a relucir el carácter; si somos de aquellos que entendiendo el evangelio corren al perdón o, por el contrario, al resentimiento, la amargura y la identidad de víctima. Cuando nosotros ofendemos, también se manifiesta. ¿Somos de aquellos que en arrepentimiento buscan restituir una relación lastimada o de aquellos emplean todos los medios para justificar sus acciones?
La virtud de un carácter aprobado
Pablo enseña a los Romanos lo siguiente: «…también [nos gozamos] en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza» (Romanos 5:3-4, NVI). El llamado de Dios a forjar nuestro carácter es un llamado con propósito. El fin de ello ¡es la esperanza!
Entendemos la esperanza como lo opuesto a truncar, frenar, desistir, abandonar un sueño o un proceso particular en nuestra vida. En última instancia, el carácter es una evidencia del fruto del evangelio en nuestra vida que nos garantiza la esperanza de salvación. Pero, el carácter, también nos brinda la esperanza de la persistencia y la perseverancia en los propósitos y metas que Dios ha puesto en nuestra vida. Tu carrera profesional, tu trabajo, tus relaciones, tu servicio a Dios, ¡todo será saturado de progreso y esperanza si forjas un carácter aprobado!
Medita en qué áreas de tu vida necesitan ser trabajadas por Dios. Como el alfarero trabaja con el barro, así Dios nos moldea para ser conformados a la imagen de Cristo. Seamos hombres y mujeres con un carácter aprobado, no descansando en nuestras propias fuerzas, sino en la gracia transformadora de Cristo Jesús, para ver cada área de nuestra vida con una firme y gloriosa esperanza.
[1] Mohler, Alberto. Lo fundamental del liderazgo es el carácter. Publicado el 20 de marzo de 2018 en Coalición por el Evangelio: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/lo-fundamental-del-liderazgo-caracter/
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