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Sé fiel a la misión

Estamos apenas cursando las primeras semanas y seguramente te encuentras trabajando en las metas que definiste al comienzo del año. ¡Enhorabuena! Sigue adelante con perseverancia y constancia. Esta temporada nos sirve como un reinicio de hábitos y disciplinas; es también el tiempo ideal para el emprendimiento de nuevos sueños y proyectos.

Dentro de todas estas cosas buenas que has propuesto en tu corazón, no olvides tu misión más importante. Aquella comisión que no recibimos el 1ºde enero, sino hace más de 2000 años. ¡Así es! La misión de «ir y hacer discípulos a todas las naciones». El deporte, las dietas, los proyectos laborales, las ideas de negocio son cosas muy buenas, pero no se comparan con la misión que fluye de las mismas palabras de Jesús. ¡Piensa en el enorme privilegio de ser parte de algo que salió de los mismos labios de aquel que creó y que sostiene todo el universo! No hay privilegio más grande que éste. ¡Así que ¡seamos fieles a su misión!

Pablo exhortó a los romanos a aprovechar bien el tiempo: «En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor» (Romanos 12:11, RVR1960). Las cosas de valor eterno son dignas de atender con esmero, dedicación y responsabilidad.

A continuación compartiré tres puntos a tomar en cuenta para aprovechar bien el tiempo y ser fieles a la misión que el Señor nos ha encomendado.

Conoce la misión a profundidad

A pesar de que la misión parece bastante clara y explícita en las Escrutaras, hay mucho más por escudriñar y aprender acerca de ésta. Profundiza en el estudio de la Biblia para entender cómo la misión se conecta con el corazón del Evangelio, para aprender del ejemplo y la respuesta de la iglesia del primer siglo, los retos que enfrentaron, y para apreciar el papel fundamental que juega la gracia y el poder del Espíritu Santo en esta gloriosa labor.  

Considera el valor de la misión

Tristemente las personas son infructuosas cuando no consideran el indescriptible valor de la misión. La Gran Comisión pronto será relegada por otras prioridades que a sus ojos resulten ser más redituables. Cuando ponemos nuestra mirada en lo eterno, nos damos cuenta que no hay mayor inversión que hacer «tesoros en el cielo» al compartir el evangelio con aquellos que no conocen al Señor.

Nuestra misión es importante porque tenemos el enorme privilegio de anunciar a Jesús, el hombre más glorioso, deseable y excelente. Realmente nuestras palabras se quedan cortas para hablar de la dicha de poder ser portadores del nombre de Cristo. «Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros» (1 Corintios 4:7, RVR1960).

Entiende tu rol en la misión

Las personas pierden el tiempo en asuntos efímeros cuando no se consideran parte de la misión y de los propósitos de Dios. Tienen la falsa creencia que unos tienen «el llamado» y otros no. Que la labor de ir y hacer discípulos le corresponde a los líderes y a algunos cuantos en la iglesia. Tal vez miras tus defectos, fallas y limitaciones y por eso mismo crees que no calificas para esta labor. ¡Ten ánimo! El Señor es el que te ha llamado y él mismo amorosamente te capacitará y perfeccionará.

Él mismo nos ayuda y nos lleva de la mano en el desarrollo de nuestro llamado, nuestra labor es tener fe para permanecer firmes y fieles a la tarea que él nos ha encomendado, por lo tanto, sé fiel a la misión.

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