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Cuatro consejos prácticos para un evangelismo efectivo

Cuando buscamos «crecer» en nuestra exposición del evangelio, podemos analizarlo desde dos perspectivas. Crecer en el sentido de frecuencia quiere decir, ser intencionales en nuestras relaciones para compartir de Jesucristo a más personas. También podemos hablar de crecer en el sentido de la calidad. Con esto nos referimos a aprender más acerca de lo que enseña la Biblia, acerca de la práctica de otros, inclusive aprender de sus errores para ser más efectivos y saber qué aspectos evitar a la hora de comunicar las Buenas Nuevas.

Sea en un sentido u otro, la clave es no conformarnos y continuamente buscar mejorar en esta labor tan importante que el Señor nos encomendó: «Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.» (2 Timoteo 4:5, RVR1960)

Sin duda siempre habrá cosas nuevas que debemos aprender. A continuación te compartimos algunos consejos que te ayudarán a crecer en este llamado que no es para algún grupo selecto, sino para todos y cada uno de los cristianos.

  1. Recuerda la misión

No todas nuestras conversaciones serán sencillas. Nos tocará conversar con gente ofensiva, gente que busca ridiculizarnos u ofendernos. Recuerda que la misión y el propósito de toda conversación es ganar a la persona para Cristo. Esto nos ayudará a abrazar una actitud pacífica y misericordiosa cuando el diálogo se torne algo complicado. También nos ayuda a evitar caer en una postura de «querer ganar un debate», o «vernos más inteligentes», perdiendo por completo el enfoque.

  1. No caigas en desánimo

¿Cuántos no nos hemos desilusionado porque quizás no fuimos muy buenos al expresar nuestras palabras, o tal ves nos pusimos nerviosos y sentimos que nuestra labor fue un total desastre? ¡No te desanimes! Definitivamente la mejor manera de crecer en el evangelismo es a través de la práctica.

  1. Busca dar buenas respuestas

Entre más conversaciones tengas con personas que no conocen a Dios, más sabrás cuales son las inquietudes y las preguntas que la gente tiene acerca de nuestra fe. Esto te llevará a prepararte mejor mediante el estudio de las Escrituras. ¡Recuerda que la obra transformadora depende del poder del Espíritu Santo! Sin embargo, no dudes que él puede usar tus palabras para tocar el corazón de una persona que duda. Como dice 1 Pedro 3:15b: «Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes» (NVI). También el apóstol Pablo dijo: «…he sido puesto para la defensa del evangelio» (Filipenses 1:16, NVI).

  1. Entiende el contexto

El mensaje del evangelio siempre será el mismo y debe ser comunicado sin alteración ni variación. Sin embargo, algo que podemos aprender del apóstol Pablo es que él buscó abrazar el contexto del grupo al que llevaría el mensaje de salvación para quitar cualquier barrera cultural que pusiera en fuga la atención de los oyentes. «Aunque soy libre respecto a todos, de todos me he hecho esclavo para ganar a tantos como sea posible. Entre los judíos me volví judío, a fin de ganarlos a ellos. Entre los que viven bajo la ley me volví como los que están sometidos a ella (aunque yo mismo no vivo bajo la ley), a fin de ganar a estos» (1 Corintios 9: 19, 20, NVI).

Debemos de estar dispuestos a renunciar a nuestros gustos periféricos, a morir a nosotros mismos, y hacerlo gozosamente, si eso produce fruto para el reino de Dios. Renunciar a comodidades, beneficios y derechos con tal de desarrollar la empatía y cercanía con personas para ganarlas para Cristo, habla de que verdaderamente hemos muerto al «yo».

No importa que no te sientas la persona más preparada, estamos en un proceso y Dios es fiel en capacitarnos. ¡Comparte el evangelio! Dios puede usarte poderosamente. «A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles» (Romanos 1:16, NVI).

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