Hoy como nunca, vivimos el cumplimiento de las palabras de Jesús en Mateo 10:22: «Por causa de mi nombre todo el mundo los odiará…» (NVI). Por el simple hecho de estar a favor de las verdades de la Palabra, seremos atacados y criticados por muchas personas. ¡No te sorprenda si en las redes sociales comienzas a recibir palabras ofensivas por hacer públicas tus convicciones!
Presta mucha atención a estos consejos que te ayudarán a responder de la mejor manera y así dar buen testimonio de tu fe.
Mantén firme tus convicciones
«Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma» (Hebreos 10:30 NVI).
La intimidación del mundo buscará hacernos retroceder, pero nosotros nos mantenemos firmes en la fe sin importar las consecuencias. Jesús nos anuncia por anticipado los padecimientos por causa de la verdad precisamente para alentarnos. Por su puesto que a nadie le gusta recibir insultos y ofensas, pero piensa en la recompensa eterna que es segura para aquellos que se mantienen fieles hasta el final.
¡No dejes de anunciar las buenas nuevas de Cristo! Sea bien recibida por algunos o no, no deja de ser «poder de Dios para la salvación de todos los que creen» (Romanos 1:16 NVI), y así como muchos nos rechazarán, ¡muchos otros serán salvos por medio de nuestra predicación!
Piensa en la persona a la luz de la eternidad
«—Padre —dijo Jesús—, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34 NVI).
Mientras estudiaba la preparatoria recibí algunas burlas a causa de mi fe. Recuerdo que, en mi inmadurez, solía tomar la ofensa de forma personal. ¡Piensa en la persona que te ataca a la luz de la eternidad! Eso te ayudará a no «engancharte» y ver a la otra persona con ojos de compasión.
Jesús vio a sus opositores con misericordia, pues sabía que al rechazarle, estaban desechando también la salvación eterna. El Señor es nuestro ejemplo para responder en amor y perdonar a aquellos que nos han hecho daño.
No tornes la conversación en un debate
«…Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con gentileza y respeto, manteniendo la conciencia limpia, para que los que hablan mal de la buena conducta de ustedes en Cristo se avergüencen de sus calumnias.» (1 Pedro 3:15-16 NVI).
Si bien, por un lado podemos ser intimidados, también podemos caer en una calurosa discusión que traiga deshonra en vez de edificación. Presenta tus argumentos sin titubear, se claro, firme, pero al mismo tiempo astuto y humilde. Nuestra meta no es ganar un debate, sino ganar corazones para Cristo. Pide sabiduría al Espíritu Santo para saber cuándo hablar y cuándo refrenar tus palabras.
Sin duda vienen tiempos difíciles, pero Dios está con nosotros, y él nos ha prometido una gloriosa herencia en la eternidad. Fija tus ojos en la meta. «Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece.» (Mateo 5:10 NVI)
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