En este mundo no estamos ausentes del sufrimiento. Jesús mismo lo dijo en Juan 16:33: «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo» (RVR60). Muchas veces el sufrimiento tiene el provecho de probarnos y forjarnos a la imagen de Cristo. También nos recuerda que no fuimos hechos para este mundo; esperamos una eternidad gloriosa con Cristo, en la que no habrá llanto ni dolor. Sin embargo, mientras crecemos en el conocimiento del carácter de Dios, podemos darnos cuenta de que él con frecuencia extiende su mano protectora sobre sus hijos que atraviesan por aflicciones. A lo largo de la Biblia, podemos ver a un Dios compasivo, amoroso y protector para con aquellos que atraviesan por el valle de sufrimiento.
A continuación, te presentamos tres evidencias bíblicas que nos invitarán a esperar la protección de Dios en tiempos de adversidad:
- El apóstol Pablo en la isla de Malta (Hechos 28:1-10)
Después de un terrible naufragio, la embarcación en la que se encontraba Pablo encontró resguardo en la isla de Malta. Mientras Pablo recogía unas ramas secas para hacer una fogata, una víbora venenosa se le prendió de la mano. Para sorpresa de todos los nativos, él se sacudió la víbora de la mano y no daño padeció daño alguno. ¡Dios lo salvó del veneno de una serpiente mortal!
¿Qué podemos aprender de esto? ¿Siempre tiene que suceder así? Desde luego que no. Muchos misioneros, a lo largo de la historia, han perdido la vida por enfermedades, ataques de bestias salvajes, hasta por mano de los mismos nativos, y el amor de Dios estuvo tan presente en ellos como lo estuvo en esta ocasión con el apóstol Pablo. Lo que sí podemos aprender es que Dios tiene el poder de anular cualquier sustancia mortífera que atente contra nuestra vida. Ante todo, confiamos en su perfecta soberanía, pero es válido orar por un milagro de protección ante accidentes o calamidades. ¡Él es el Dios todopoderoso!
Nota: Pablo nunca tuvo una actitud imprudente, él no estuvo buscando a la víbora. Quien busca el peligro es insensato y está tentando a Dios.
- Pedro es librado de la cárcel (Hechos 12:6-19)
En el tiempo en el que el rey Herodes levantó una fuerte persecución en contra de la iglesia, Pedro fue encarcelado a causa del evangelio. En respuesta, se levantó una iglesia intercesora a clamar por la libertad de Pedro. Entonces, ¡algo sorprendente sucedió! Un ángel se apreció, las cadenas cayeron de las manos de Pedro y las puertas de la cárcel fueron abiertas. De esta manera, el apóstol salió en libertad.
Así como la iglesia hizo oración por Pedro y él fue liberado, con toda seguridad nosotros podemos interceder por nuestros hermanos que están siendo perseguidos, entendiendo que Dios puede glorificarse tanto en su liberación como en su padecimiento. ¡Nada hay imposible para Dios!
- Los amigos de Daniel en el horno de fuego (Daniel 3:1-30)
En uno de los acontecimientos más sorprendentes de toda la Biblia, encontramos a los tres amigos de Daniel: Sadrac, Mesac y Abed-nego, quienes se negaron a adorar la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado. Debido a esto, fueron amenazados con morir calcinados en un horno de fuego. Ante esto, la respuesta de estos hombres es sorprendente: «He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado» (Daniel 3:17,18, RVR60), El rey entonces se llenó de ira, y mandó calentar el horno siete veces más. Cuando estos fueron echados en el horno de fuego, la mando del Señor los protegió, quedaron completamente ilesos, ¡y Jesús estaba en medio de ellos!
Este pasaje nos proporciona una orientación clara de cómo debemos de responder en tiempos de adversidad. Los amigos de Daniel conocían el poder y el carácter protector de Dios. Esperaban en fe que Dios interviniera en el momento más crítico de sus vidas. Aun así, su convicción era tal, que si la voluntad de Dios era que ellos murieran en ese momento, ¡se mantendrían fieles al Señor y no doblarían sus rodillas ante los dioses falsos!
Esa debería de ser nuestra actitud cuando pasamos por tribulación y sufrimiento. Si bien, nuestra fe no está condicionada a lo que Dios pueda hacer por nosotros, creemos que él es completamente capaz de librarnos del mal. «Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová» (Salmos 27:13-14, RVR60).
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