Nadie que esté casado puede considerarse autoridad o ley en temas del matrimonio. Al contrario, todos los que estamos casados iniciamos nuestra vida matrimonial como novatos, y solo al paso del tiempo —sí, años— es que podemos hablar de lecciones aprendidas.
Pero para la gente que aún no ha dado el paso del «sí, acepto», las experiencias adquiridas por los que ya llevamos camino recorrido pueden ser muy útiles, especialmente estos tres consejos que puedes tomar desde este momento, si en tus planes está no solo el contraer matrimonio, sino desarrollar un matrimonio exitoso y duradero.
La persona correcta
Antes de casarte, prepárate para ser tú la persona correcta. Muchas personas están buscando la persona ideal pero no se preparan ellos para ser personas maduras, espiritualmente sanos, que crecen en su conocimiento de Jesús y en todos los aspectos de su persona.
1. Desarróllate
Desarrolla tu propia espiritualidad, tu propia madurez, que tú puedas ser la persona ideal antes de buscar casarte. Que la persona que te encuentre y pueda pensar en ti como en compañero(a) potencial no descubra demasiado tarde que tienes largo camino por recorrer en los aspectos que exigen un crecimiento e independencia y que ahora tendrá que pasar la vida arrastrándote hacia tu progreso. Eso desgasta cualquier relación, particularmente si es una mujer la que tiene que estar empujando al marido a hacer las cosas. Eso no es el modelo bíblico y sin duda traerá muchos problemas.
2. Entiende a lo que vas
Algo esencial para tener un matrimonio próspero y exitoso es tener las expectativas correctas. Demasiadas personas entran al matrimonio pensando que eso los va ha hacer completos, que jamás van a batallar emocionalmente, nunca van a luchar con pobreza sexual, que jamás van a enfrentar pensamientos negativos. Simplemente eso no es cierto. Suena bien para un chick flic —las famosas comedias románticas de Hollywood— pero la realidad es que el matrimonio no te resuelve la vida ni te quita tus problemas personales (esos los llevas contigo al matrimonio si no los resolviste antes).
El matrimonio sencillamente te da alguien que te acompañe en tus problemas, una persona que te ayude en tu curso de vida, pero tener las expectativas correctas del matrimonio es esencial: No puedes entrar al matrimonio viendo a la otra persona como si fuera Dios, porque no es Dios y te va a decepcionar.
3. Aprende a perdonar
La tercera clave del éxito va un poco de la mano de Dios y es aprender a perdonar. La esposa de Billy Graham, Ruth Bell, dijo que «un buen matrimonio se conforma de dos buenos perdonadores». Veo en esto una gran verdad, porque no somos perfectos, porque somos humanos y fallamos, porque ofendemos y lastimamos, a veces sin querer y a veces simplemente por no pensar y actuar dirigidos por las emociones.
Para que un matrimonio dure, necesitamos aprender varias cosas básicas, aunque eso no signfica que sean fáciles, por lo que es importante que comiences a desarrollarlas ya.
• Tragarnos nuestro orgullo, ver a la otra persona, dice la Biblia, «como superiores a nosotros mismos» (Filipenses 2:3).
• Aprender a decir «me equivoqué», saber reconocer cuando actuamos mal y también aprender a ofrecer perdón y expresar: «¿Sabes que? Lo que hiciste me lastimó, lo que hiciste no me gustó, pero así como Jesús me ha dado a mí mil oportunidades y me sigue mostrando gracia y cariño, así yo también voy a seguir mostrándote gracia y cariño».
Cuando las dos personas hacen el compromiso con Dios de ser buenos perdonadores, se puede llegar a tener un matrimonio exitoso.
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