El gran reformador Martín Lutero viajaba a pie muy a menudo. En cierta ocasión pidió alojamiento en una rústica casa de campesinos, quienes sin saber quién era, lo recibieron y lo trataron tan bien como pudieron.
Al enterarse el dueño de casa la verdadera identidad del ilustre visitante, rehusó toda paga y en cambio le pidió encarecidamente que se acordara de ellos en sus oraciones y que, a manera de recuerdo, escribiera con tinta alguna inscripción en la pared de la casa de ellos.
Lutero asintió y escribió: «Dominus sumus». El campesino le preguntó qué significaba aquellas palabras. Lutero explicó que tenían doble sentido. —Significan —dijo— «somos del Señor», pero también pueden significar «somos señores».
Del primer significado no tengo la menor duda, ya que todos los que hemos recibido a Jesús como Salvador ¡le pertenecemos! Sobre el segundo significado, tengo mis dudas. ¿Por qué? Bueno, la expresión «somos señores» nos da la idea de personas respetables, y en muchas ocasiones no lo somos.
Algunos de los lectores dirán: «¡Oiga, sólo tengo 15 años…!» Otro dirá: «¡Pero si solo tengo 17!» O, ¿qué le parece la siguiente declaración?: «Yo tengo 27 años; ¡no me presione tanto!»
Madurez conlleva ejemplo
Creo que la madurez se desarrolla en las personas a las que no les interesa tanto la edad, sino que anhelan la madurez sin evadir la responsabilidad. Analicemos el versículo principal de esta reflexión: «Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza» (1 Timoteo 4:12).
Lo que nos suele llamar la atención de este pasaje es: «…sé ejemplo… en palabra, conducta, amor…». Y es correcto, pero hemos pasado por alto la palabra ninguno [tenga en poco tu juventud]. Esta palabra ninguno hace referencia desde tus amigos —pasando por tus compañeros de clase, de trabajo, tus vecinos, ¡tus maestros!, tus líderes espirituales— hasta tus padres; que ninguna de las personas ya mencionadas tenga en poco tu juventud. Esto no se logra porque tú lo demandes, ¡sino porque te lo ganas, compañero!
El soñador
Veamos la vida de un joven notable. Su nombre era José «el soñador». Uno de los pasajes importantes en la vida de José se encuentra en Génesis 37:1-7. En el versículo 2 se nos dice que José tenía tan solo 17 años de edad y que era el pastor principal de las ovejas de su padre. En el mismo verso se nos dice que «informaba a su padre la mala fama» de sus hermanos. Pastor principal y también «chismosito»… Estos muchachos se habían ganado a pulso la mala fama, y su padre lo sabía; por ello confiaba en José para saber la conducta de sus hermanos mayores.
El versículo 3 nos señala que Jacob amaba más a José que al resto de sus hijos. ¿Por qué habrá sido? La única respuesta que encuentro es porque lo había tenido en la vejez. ¡Momento! Esto parece injusto. Bueno, es que «hijo de la vejez» es una frase hebrea que puede significar: (a) hijo sabio; (b) uno que poseía prudencia superior a su edad (si es posible, ya que los estándares de prudencia en nuestra actual generación son muy, pero muy bajos); y (c) cabeza vieja sobre hombros de joven. El versículo 7 explica: «He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío». Hay dos cosas acerca este versículo:
- Dice José que su manojo se levantaba. Para Dios no es problema levantar y usar a las personas. Él puede hacerlo con el pobre y el rico, con el ignorante y el más letrado, etc. Yo lo podría de la siguiente forma: Si Dios usó a la burra de Balaam, ¿crees que no pueda usarme a mí? Pues claro que sí, estamos viviendo tiempos gloriosos al ver cómo Dios usa en esta generación a muchos ministros de la Palabra, salmistas, etcétera. Dios está usando a personas relativamente jóvenes; esto es bueno. «Mi manojo se levantaba…».
- «…y estaba derecho». Es aquí donde muchas veces nos atascamos. Todo el mundo (sobre todo la juventud) quiere ser levantado. Es el clamor de muchos: «Úsame a mí», «yo, Señor»… pero muy pocos están dispuestos a vivir vidas derechas. Esta generación no va a ser ganada para el Señor con excelentes prédicas, ni con «superconciertos», «supercongresos» etcétera. ¡Esta generación será impactada cuando nos vean vivir vidas derechas! Ya tenemos muchos que han sido «levantados».
No seamos uno más; sólo caminemos derecho.
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