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Nuestra marca personal

Se busca persona que quiera ser representante de una marca con un nombre poderoso. Perfil: No hay límite de edad, puede ser hombre o mujer, de cualquier nacionalidad y condición socioeconómica. No se requiere formación académica específica. Requisitos: Dispuesto a escuchar, conversar y seguir instrucciones. Remuneración: Nada le faltará.

«¡Esa posición es para mí!», diría cualquiera de nosotros. Una propuesta difícil de rechazar, aunque hay bastantes seres en el mundo a quienes les cuesta reconocer una oportunidad, mientras otros, como latinoamericanos desconfiados que somos, podríamos creer que de eso tan bueno no dan tanto.

Branding personal o marca personal, es un concepto que se hizo conocido en el año 1997 gracias a un artículo escrito por Tom Peters llamado The Brand Called Youo La marca llamada usted. En éste el autor señala que todos estamos en capacidad de hacer de nuestro nombre una marca.

Para crear una marca personal ese nombre debe tener ciertas cualidades: representar claramente unos principios, generar empatía con las personas, hacer parte de sus vidas y agregarles valor. Tener una imagen difícil de imitar, fácil de recordar y mostrarles que vale la pena vivir con un propósito.

No hay mejor nombre que corresponda con esas características que el de Jesús. Cuando nos convertimos en seguidores de Cristo nos hacemos representantes de una marca que desde su nacimiento ha generado amores y odios, y lo sigue haciendo hasta hoy.

Lo increíble es que su dueño la puso a nuestro alcance para que la representemos, pero no sólo eso, nos dio la oportunidad de construir ese elemento clave que le quita o le da valor: reputación. Así es como Jesús y todo lo que él simboliza se vuelve nuestra marca personal. ¡Qué privilegio! Pero también, qué responsabilidad.

Porque tenemos un sello poderoso sobre nosotros, estos son algunos consejos para consolidar una marca personal que nos ayudarán a darle buena reputación a su nombre:

  1. Ser visible y accesible.Visibilidad no necesariamente quiere decir fama así como accesibilidad tampoco es disponibilidad sin límites. Ser visibles significa que las personas identifican en nosotros virtudes sólidas que hemos desarrollado y practicado en nuestra vida como creyentes. Accesibilidad es la disposición de servir a las personas con lo que sabemos y disfrutamos hacer.
  2. Mostrarte tal como eres.Nadie quiere que conozcan sus defectos pero mostrarse perfecto es el peor defecto que cualquiera puede tener. La autenticidad es por el contrario un valor muy apreciado porque muestra que una persona ha ganado esa lucha, que es casi a muerte, por aceptarse a sí misma. La gente necesita conectarse con seres reales que tenga luchas y victorias y estén dispuestos a hablar de ellas.
  3. Practicar el networking.Las relaciones no lo son todo, pero casi. El error más común en el networkinges buscar una ganancia sin tener en cuenta las necesidades del otro. Jesús se relacionó con todo tipo de personas, desde cobradores de impuestos y soldados romanos, hasta fariseos y prostitutas. Él supo conectarse con cada uno, pues mientras aprendía de ellos, les dio la posibilidad de recibir un beneficio.
  4. Ser una fuente confiable de buenas noticias e información relevante. El mensaje del evangelio es oportuno y útil. Compartirlo usando los canales adecuados, de una manera creativa y con un lenguaje claro hará que se propague inevitablemente. Pero no solo se trata de comunicar con palabras sino de recordar que las acciones hablan más de nuestros valores que lo que decimos con nuestra boca o publicamos en nuestras redes sociales.
  5. Tener una fuerte propuesta de valor.¿Qué hace especial a ese nombre que representas?, ¿qué lo hace atractivo o diferente? Marcas hay miles y todavía más nombres de personas que las representan. Sin embargo, hay que reconocer que ninguno de ellos trascenderá más allá de su propia existencia. La Biblia lo dice en Hechos 4:12: «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos».

Es curioso que este versículo diga «bajo el cielo», idea contraria a nuestro hábito de pensar que las cosas de Dios ocurren del cielo hacia arriba y nuestros asuntos debemos manejarlos del cielo para abajo.

Recibimos el nombre de Jesús y el poder que viene con él para usarlo y representarlo en este mundo que no necesita a otro Juan, Carlos, Marcela ni Andrea que se hagan famosos y se vuelvan marcas que desaparezcan con ellos. Necesitamos más personas que representen bien el único nombre dado a los hombres en quien hay salvación.

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